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SEGUNDA PARTE (La llamada del rey)

 



CAPÍTULO 1 (La llamada del rey):

Fernando con tan solo 8 años había salvado al rey. El alcázar se había convertido en su propia casa, se conocía todos sus rincones y ocupantes. Alfonso VIII había ganado batallas en Álava y Guipúzcoa.

Fernando cumplió los 18 y era un muchacho muy listo. Había pasado a ser el escudero de Don Rodrigo, que se casó con doña Blanca en 1200. Fray Mateo le enseñó a Fernando a escribir en romance y en latín. También le enseño Astronomía, Geografía, Geometría y se sabía de memoria la Santa Biblia. El rey sufrió un nuevo atentado en Tordesillas al que sobrevivió. Don Rodrigo le enseñó a Fernando a luchar. Y Fernando era joven por lo tanto tenía bastante fuerza. Entonces se presentó don Nuño, con unos puñales árabes. Nuño le volvió a desafiar a Don Rodrigo, pero Don Rodrigo no manejaba tan bien los puñales como lo hacia don Nuño. Nuño le quiso ofrecer trabajo a Fernando pero él se negó. Él quería seguir siendo escudero de Don Rodrigo. Entonces el rey llamó a Don Rodrigo y a Fernando. Cuando acudieron, el rey les explicó que los musulmanes tenían intención de volver a atacarlos. Por eso había pensado que Don Rodrigo, Fernando, el mozo de las caballerizas y Fray Mateo se dirigieran a Roma. Para hablar con el Papa, Inocencio III, para que les otorgara el rango de cruzada a la guerra de Castilla. Estuvieron hablando un gran largo rato de eso. El rey preguntó si tenían algún sospechoso de lo de su envenenamiento pero no tenían noticias. Cuando se despidieron del rey, Fernando fue en busca de Fray Mateo. Para que Fray Mateo le enseñara la ruta que iban a seguir pero no pudo terminar porque el mozo se dirigió hacia las cortinas, alguien les había estado espiando pero lo descubrió tarde. El mozo y Fernando estuvieron buscando pero no le encontraron. Seguramente serían los que envenenaron al rey…

 



CAPÍTULO 2 (El viaje):

Una mañana salió del alcázar para dirigirse a las orillas del Tajo. A Inés le habían prohibido estar con Fernando porque no era hijo de nobles. Cuando se encontró con Inés, Inés estaba triste. Fernando dijo que no importaba que el llegaría a ser caballero a pesar de que no fuese hijo de nobles. Se lo pediría al rey y así se podrían casar juntos. Inés se sonrojó y le dijo que eso no podría ser porque sus padres habían planeado comprometerle con algún noble de la corte. Pero Fernando dijo que no lo permitiría e Inés estaba de acuerdo.

Partieron  al amanecer del día 2 de junio de 1205. Cuando llegaron a la muralla del alcázar, Inés estaba allí para despedirse de él. Cuando llegaron a la Villa de Burgos pararon. Don Rodrigo se quedó mirando hacia el horizonte. Les dijo a los demás que tenían que tener cuidado porque creía que siete hombres les estaban siguiendo. A finales de julio llegaron a Francia. Cuando llegaron a Montpollier y se alojaron en la mejor posada de la villa. Entonces Fernando vio a siete hombres, eran los que les habían estado siguiendo. Fernando avisó a todos para que tuvieran más cuidado. Llegó la noche y se fueron a dormir. Fernando era el único que no conseguía dormir por los ronquidos de los demás. De repente oyó varios ruidos debajo de sillas y trombazos, seguido oyó como unos pasos subían las escaleras y se dirigían hacia la habitación. Corriendo aviso al resto pero no le dio tiempo. Los siete hombres entraron en la habitación con unos puñales dirigiéndose hacia ellos. Fernando salió de la habitación corriendo. Y bajo a la planta baja donde el posadero estaba atado y lo desató. Volvió a subir y vio como los siete hombres salían por la ventana, dejando heridos a los tres menos a él. El mozo tenía una herida en el brazo, Fray mateo también pero le atravesaba todo el brazo y Don Rodrigo tenía una gran herida en el pecho. El cirujano les dijo que Don Rodrigo tenía que estar en reposo un mes o más.

 



CAPÍTULO 3 (En Roma):

Don Rodrigo estaba mejor, pero todavía no se había curado del todo. Una noche estábamos todos alrededor de su cama cuando Don Rodrigo mencionó que los que les habían atacado eran castellanos o cristianos. Seguramente habrían sido los mismos que intentaron envenenar al rey, puede ser posible que los que les atacaron sirvieran al rey. Ellos sospechaban de don Nuño. Porque hace diez años cuando salvaron al rey de que le envenenaran, el único que lo sabía era don Nuño. Don Rodrigo envió un correo al rey contándole el imprevisto en Montpollier. El rey les mando dinero para los gastos extraordinarios.

En agosto entramos a Italia, allí había muchas iglesias construidas por los romanos. Nada más llegar se dirigieron a casa de un cardenal castellano. Él nos comunicó que el Papa no podría verles porque estaba enfermo que tendrían que esperar uno o dos meses.

Durante tres meses, el mozo y Fernando estuvieron observando las ruinas de los romanos. En un circo se encontraron a unos gitanos bailando y haciendo acrobacias. Fernando reconoció a Curro el gitano que conoció en Alarcos. Curro también le reconoció a él. Juntos se fueron a la taberna de Guido. Se contaron todo lo que habían hecho durante estos diez años. Cuando ya se iban ocho hombres enmascarados se dirigieron hacia ellos. Fernando, el mozo y Curro se defendieron y todos huyeron, pero quedó uno que estaba cojo por el golpe de Curro. Así que aprovecharon para pillarle y que les contara todo. Pero tuvieron la mala suerte de que una teja le cayó en la cabeza. Solo les pudo contar que ellos habían sido los que intentaron envenenar al rey. Y llevaba un escapulario en el que salía la corona con el nombre de Alfonso y un cuchillo con sangre atravesando la corona.

El Papa se recuperó y ellos fueron a verle. El Papa estaba de acuerdo en dar el rango de cruzada a la guerra de Castilla.

En el camino hacia Castilla pasaron por Francia. Allí un joven canónigo convenció a Fray Mateo y a Don Rodrigo de que se quedaran. Por lo tanto se quedaron los cuatro.

Cuando volvieron, Fernando ya había cumplido los veinte años y ya estaba desesperado pensando en Inés.

 



CAPÍTULO 4 (La decisión de Fernando):

Fernando nada más llegar se encontró con Inés. Él le preguntó que si sus padres le habían prometido con algún noble. Ella llorando dijo que la habían prometido con don Nuño. Fernando sin creérselo fue a hablar con el rey. Pero los guardias no le dejaron pasar. Fernando fue a por unas cuerdas para trepar por la pared y llegar a la ventana donde estaba el rey. Cuando entró por la ventana el rey estaba muy furioso por haber entrado de esa forma. Pero el rey escuchó a Fernando. Fernando le dijo que Inés no se podía casar con don Nuño porque era más mayor. Y también porque él se gustaba de Inés. El rey se rió y le dijo que eso era imposible porque Inés era noble y Fernando nunca llegaría a serlo porque venía de padres pobres. Fernando insistió y le dijo que don Nuño había sido quien le había envenenado hace varios años. El rey enfurecido llamó a los guardias y también le dijo que como osaba acusar a don Nuño cuando le había nombrado alférez de todos sus ejércitos. El rey dejó a Fernando en las mazmorras durante tres meses. Cuando Fernando salió le tenían totalmente vigilado para que no se encontrara con Inés. Fernando no comía, estaba muy triste, había perdido la ilusión de la vida. No podía vivir sin tener a Inés. Así que buscó a fray Mateo y le dijo que renunciaba, quería ir a la abadía de fray Mateo y meterse a monje.

 


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